miércoles, 4 de julio de 2007

Julio Valle-Castillo (1952 - )


(Fragmentos de publicaciones de El Nuevo Amanecer Cultural y La Prensa Literaria)

Nació en Masaya el 10 de agosto de 1952. Es poeta, pintor, investigador, ensayista y crítico literario y de arte; académico, historiador, pero a la vez, refranero, cantor de sus raíces, de buen sentido del humor, un escritor que combinó la historia de Masaya, mejor dicho de los pueblos blancos del Pacífico nicaragüense, con la poesía. Es un personaje de las letras nicaragüenses.

Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Tradujo al español a los poetas latinos Cátulo y Ovidio, y los poemas en inglés de Tropical town and others poems, de Salomón de la Selva. En 1972 editó un poemario del modernista nicaragüense Rafael Montiel, en 1974 una antología de Joaquín Pasos y en 1978 otra del modernismo nacional.

Desde 1979 hasta la extinción de esa entidad en enero de 1988, dirigió el Departamento de Literatura del Ministerio de Cultura, y la revista Poesía libre. Luego se desempeñó como catedrático de la Universidad Centroamericana.

Forma parte desde 1980 del Consejo Editorial del suplemento cultural de EL NUEVO DIARIO, Nuevo Amanecer Cultural. Ha viajado por América y Europa. Desde 2001 es miembro de número de la Academia Nicaragüense de la Lengua.

En
“Antología del cuento nicaragüense” recoge una refulgente muestra de la obra de nombres esenciales en la tradición narrativa de Nicaragua.

Valle-Castillo hace una selección de las que considera las narraciones más representativas del género cuento, en el prólogo explica la procedencia del cuento actual y su fuente mestiza. Una vertiente es la primitiva, americana, oral y popular, la otra vertiente es la culta, occidental:
“El cuento nicaragüense actual, como mucho del cuento hispa­noamericano, procede más de la prosa modernista artística y cosmopolita en general y de la trasgresión del género en par­ticular, que del cuento y la novela tradicionales en el conti­nente y en español. La narrativa nicaragüense posee dos gran­des fuentes nutritivas que, además de decidir su identidad mes­tiza, la arraigan en su compleja realidad y la abren a la univer­salidad”.

También confirma que el cuento nicaragüense surge con Darío: “Sus poemas y sus cuentos exploran y se apropian de la larga y ancha realidad de América: El fardo es una pieza chilena, procedente del realismo de Emilio Zola; D.Q. es de un mítico espacio hispano-cubano; y Huitzilopoxtli es un texto precursor de la narrativa de la Revolución Mexicana y hay críticos que creen también que es precursor del realismo mágico”.
Después de Darío, el Movimiento Vanguardista “dota al cuento de la conciencia de su tradición popular y culta y de otros impulsos y búsquedas, pero sólo llega a su actual calidad y desarrollo a partir de los narradores surgidos en los años sesenta de este siglo XX, que concluye”.

Su libro
“Lienzo del Pajaritero (Poemas para una traza de la danza, 1990-2002)”, es una especie de canto memorial a la vida de nuestros antecesores chorotegas.

Un lienzo donde se inscribe el amor por la vida en su esencia primigenia, el amor a la danza y el baile, se rescata el mito, la leyenda como forma única de acercarnos a la memoria colectiva de los indígenas.
Con este libro, Julio Valle-Castillo pregona poesía con pitos y sonajas, con tambores y grita anunciando una lírica que reúne parte de lo que somos: canto, mito y danza.

Una poesía donde se inaugura la danza del descalzo, la vida de “nuestros antiguos padres”, la relación de amor y odio entre Tamagastad y Cipaltonal, la palabra que se desgaja y cae como fruta madura para comer, en esta poesía se describen historias antiguas, el Pajaritero que pide le toquen un son.

Es el Lienzo... un largo poema cuya intensidad deja una estela de preguntas, una serie de imágenes de extraordinaria belleza plástica, cuando el pitero sopla su carrizo “sopla el tatil”, mientras en el libro el poeta canta “Yo soy el Pajaritero: el viejo que mueve el árbol de la vida”.

No obstante, en el “Lienzo...”, se registran los mitos de la Laguna de Masaya, el volcán como incensario, el teote que habla de pájaros y chocoyos, y la serpiente cascabel que enrosca entre los ojos de tus pies, las constantes preguntas de cómo el Pajaritero dice de cómo se formó la laguna, y la sentencia de él de cómo se debe bailar en el aire, invocando sones y marimberos.

Una poesía, donde se inaugura el rescate de la cultura náhuatl, chorotega, y que sigue la tradición del lienzo de Tlascala, una especie de códice ancestral, a esto le sumamos una obra especial “Lienzo del Pajaritero”, donde Julio Valle-Castillo, se presenta como el viejo sabio, el güegüe de muchas historias que contar.

SU OBRA.
Ha publicado:
Las armas iniciales (1977)
Las primeras notas del laúd (1977)
Formas migratorias (1979)
Materia jubilosa (1986)
Ronda tribal para el nacimiento de Sandino (1981)
Con los pasos cantados (1998)
El inventario del paraíso (1986)
La catedral de León de Nicaragua (2000)
Las humanidades de la poesía nicaragüense (2001)
Lienzo del Pajaritero (Poemas para una traza de la danza, 1990-2002), (2003)

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